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Ímpetu Económico / Nextel y Telefónica

Gerardo Flores
El Economista

Los usuarios pueden estar agradecidos de que en el caso de la licitación 21, la Cofetel realizó un buen trabajo.

Con una licitación, lo que un gobierno busca es atraer a explotar el recurso que se pone a disposición del mercado

La semana pasada, los usuarios de servicios de telecomunicaciones de nuestro país recibieron dos noticias que merecen ser destacadas.

Por un lado, Nextel llevó a cabo un evento en el que anunció el lanzamiento de su nueva red de servicios móviles, al amparo de la concesión para usar, aprovechar o explotar bandas del espectro radioeléctrico, en lo que se conoce como la banda de 1,700 MHz, misma que obtuvo como resultado de la tan afamada licitación número 21.

El anuncio es significativo, primero, porque se concreta uno de los objetivos de la licitación 21, que era garantizar la entrada de un nuevo operador de servicios móviles al mercado mexicano. Si bien es cierto que Nextel ya ofrecía servicios móviles, también es cierto que el arreglo de frecuencias que tenía concesionado hasta el momento del proceso de licitación referido era en cierta forma ineficiente, diseñado en parte para la provisión de servicios de trunking analógico de manera preponderante. Adicional a ello, el ancho de banda con el que contaba, limitado frente al de los demás operadores, hacía que no se le considerara como un competidor que representara una amenaza creíble, pues esa dotación limitada e ineficaz de espectro hacía que su margen o capacidad de crecimiento fuera en verdad limitada. Con el espectro que obtuvo en la licitación 21, se convirtió de golpe en un competidor serio para todo el mercado, no para un nicho específico como hasta ese momento se le veía.

Otro significado o connotación importante de este lanzamiento tiene que ver con la importancia de lograr un buen diseño de las bases de una licitación de un recurso escaso como es el espectro radioeléctrico. La inversión que se necesita para echar a andar un proyecto que requiere infraestructura en todo el país es significativa, por ello, los inversionistas que más valoran tal recurso y que por tanto estarían dispuestos a ofrecer un monto importante por obtener el derecho a explotar el mismo esperan que los funcionarios que tienen a su cargo el diseño y la aprobación de las bases hagan un esfuerzo serio, tan serio como el que estos inversionistas hacen en planear y diseñar el plan de negocios bajo el que explotarán este recurso.

Con una licitación, lo que un gobierno busca es atraer a explotar el recurso que se está poniendo a disposición del mercado, a uno o más jugadores que consideren que pueden diseñar un plan de negocios tal que los haga mas eficientes que los operadores que ya están presentes en el mercado. No al revés. Es decir, lo que menos debe hacer un gobierno es tratar de alentar la entrada de operadores ineficientes. En la medida en la que la autoridad se erija en dadivosa con el afán de facilitar la entrada de otros jugadores, más alta será la probabilidad de que a la licitación entren jugadores menos eficientes y, por tanto, en el mediano plazo y largo plazo, la sociedad incurre en una pérdida.

Incurre en una pérdida porque en ese afán de facilitar la entrada termina ingresando al mercado un jugador que en realidad no tiene la capacidad para convertirse en competidor y, en un lapso relativamente corto, termina traspasando o vendiendo los derechos de la concesión a un tercero. En este tipo de operaciones se generan costos de transacción para la sociedad y niveles de inversión subóptimos, que de haberse diseñado correctamente el proceso, se evitarían.

En el caso de Nextel, es verdad que pagó una contraprestación menor que los demás. No hay que olvidar que la suma del pago inicial que debió desembolsar previo a la entrega de la concesión y el valor presente del pago anual de derechos que deberá hacer a lo largo de la concesión es sólo 30% menor que lo que pagaron los demás participantes en esa licitación. Aparte de esta cuestión, el regulador no estableció ninguna otra condición de trato diferente para quien buscara obtener esta concesión, frente a las otras opciones de concesión en esa misma licitación.

Así que los usuarios pueden estar agradecidos de que en el caso de la licitación 21, la Comisión Federal de Telecomunicaciones realizó un buen trabajo. Seguramente, en breve observaremos a un operador agresivo buscando mostrarse en el mercado con ofertas tarifarias atractivas.

La otra noticia relevante para los usuarios tiene que ver con el anuncio de Telefónica con respecto al inicio de operaciones de su red LTE, desplegada en algunas zonas del DF y algunas otras ciudades del país. Es una excelente noticia porque si bien ya existen redes HSPA+ en México, consideradas como 4G, la verdad es que las redes LTE ofrecen velocidades superiores.

El éxito de ambos está, desde luego, sujeto a la disposición del regulador para imponer una regulación eficaz a los operadores dominantes: Telmex y Telcel.

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