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Circuito Dedicado / Conectividad

Eduardo Ruiz Vega

La Razón

Si algo marcó en materia de telecomunicaciones el sexenio de Felipe Calderón fue la notoriedad con la cual se incumplió el lema propagandístico, que pretendió ser objetivo, de las tres “C”: competencia, convergencia y cobertura.

Discurso tras discurso Calderón se refirió al genial invento de alguno de sus amanuenses como si su mera reiteración significara un cambio en el statu quo. Sin embargo, como se puede apreciar de un análisis estadístico serio, al término de seis años, poco o nada sucedió.

En materia de competencia, o de falta de, la situación se mantuvo constante: La telefonía fija prácticamente no credo e inició un descenso como en el resto del mundo; la telefonía móvil, como se esperaba, redujo su vertiginosa tasa de crecimiento y la oferta de más y mejores servicios de “banda ancha móvil” se obstaculizó ante la inhabilidad del Estado para destinar más espectro al mercado de forma oportuna y endenté.

Ambos mercados, fijo y móvil, permanecen mayoritariamente en las manos de Grupo Carso y sus empresas afiliadas con los efectos nocivos para la competencia y la sociedad reportados de manera pormenorizada por la OCDE.

El proceso denominado como convergencia, tanto de redes como de servicios, avanzó a un ritmo menor que el esperado. En buena medida, la anhelada convergencia de redes de diversa tecnología no se obtuvo en forma plena dado el fenómeno de concentración a que se ha hecho referencia. Mientras que el grupo empresarial dueño de la nube de Internet mexicana pugna por expandirse a los mercados que le fueron vedados desde que su otrora empresa madre. Telmex, fuera privatizada, aspectos básicos para el florecimiento de una convergencia plena de redes públicas, como la desagregación de la última milla o bucle de abonado de dicha empresa a favor de sus competidores, se mantienen inexistentes.

En materia de cobertura, el Estado mexicano se evidenció confundido. Las políticas que se pretendieron instrumentar jamás apuntaron a aumentar de forma efectiva la cobertura de accesos en aquellas zonas en que la empresa privada carece de incentivos por falta de rentabilidad. Por el contrario, la faceta recaudatoria del gobierno federal dominó a la representada por la promoción y el fomento.

** El incumplimiento de las metas relativas a las tres “C” de Calderón se tradujo en bajos índices de conectividad en la sociedad mexicana. En efecto, la conectividad entendida en su acepción moderna como el acceso de banda ancha a redes convergentes como la Internet para la transmisión y recepción de voz, datos y video, así como el consumo de contenidos audiovisuales multimedia, permanece como un sueño para buena parte de los mexicanos.

El incremento de la conectividad no puede realizarse con base en discursos. Resulta indispensable diagnosticar con seriedad la situación del mercado y, a partir de ese ejercido, actuar con fortaleza para disipar la neblina monopólica que priva en el sector. El diagnóstico existe; lo que ha faltado es la brújula y la determinación para la aplicación de los remedios necesarios.

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