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Distorsiones del matrimonio de Fox con Disney

El tema ya fue aprobado por la Comisión Federal de Competencia y ahora es el turno del IFT.

2019-02-09

Vaya asunto que tendrá que dictaminar próximamente el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), respecto a la compra de Fox por parte de Disney. El tema ya fue aprobado por la Comisión Federal de Competencia y ahora es el turno del IFT.

Resulta un caso de lo más relevante, por tratarse de dos gigantes de la producción de contenidos audiovisuales a nivel mundial. Además, se trata de una integración horizontal, al estar ambas empresas dedicadas a hacer prácticamente lo mismo. Esto implica que el matrimonio de Fox y Disney daría como resultado un ente todavía más grande de lo que ya son en lo individual.

Por lo anterior, es que preocupa, desde un punto de vista regulatorio, la alta concentración y control que esta fusión puede representar en el mercado de contenido audiovisual y su consecuente repercusión en las plataformas de distribución de dicho contenido, como lo es la TV abierta y restringida.

Para poner las cosas en contexto, en el mercado mexicano, en el ámbito deportivo, los suscriptores de TV de paga obtienen 73.4 por ciento de sus canales deportivos por medio de las señales propiedad de Disney (36.5 por ciento) y Fox (36.9 por ciento), según datos de The Competitive Intelligence Unit.

Esto en manos de una sola empresa representa un poder de mercado enorme, con la natural tentación inmediata a incurrir en prácticas anticompetitivas. Las condiciones comerciales que esta nueva empresa puede imponer a distribuidores de contenidos, las condiciones de los contratos y con poca flexibilidad de negociación.

De darse el caso de imponer precios más altos a sus contenidos, este costo se trasladaría al consumidor final, afectando como siempre, a los sectores de población más bajos, a la base de la pirámide. Por eso hay que tener mucho cuidado con este tipo de autorizaciones regulatorias.

En varios países se han tomado distintas medidas, en razón del contexto de mercado particular que han analizado los órganos reguladores. En Estados Unidos, por ejemplo, el Departamento de Justicia aprobó la compra, sujeta a que 22 señales deportivas propiedad de Fox fueran vendidas a un tercer postor.

En Brasil, se recomendó a la Corte competente que se condicione la aprobación, a la aplicación de remedios estructurales (desinversión o venta) a los canales deportivos de Fox. Así de contundente.

Por ello, el análisis y resolución que haga el IFT, en el caso mexicano, en caso de aprobarse la fusión, tendrá que ser muy cuidadoso para establecer condiciones tales que no se afecte el entorno de competencia y, sobre todo, que no le pegue al televidente.

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