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Proyecto Sunrise: crónica de una colusión anunciada


“El día en que la iban a matar, la competencia se levantó a las 5:30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el IFT…”. Ésta es una buena forma de iniciar esta crónica, que por supuesto no inicia hoy sino en el 2008, cuando Telmex y Dish firmaron diversos contratos que implicaban el ingreso de Telmex al mercado de la televisión restringida, en violación flagrante a la prohibición expresa en su título de concesión. Durante los seis años en que Telmex se ha beneficiado de Dish, distintas autoridades (Cofeco, Cofetel y, el IFT) han hecho como que la virgen les habla y han sido omisos en sancionar esta simulación, que se castiga con la revocación de los títulos de concesión tanto de Telmex como de Dish.

Después, en la segunda mitad del 2013, ante la inminente desagregación de su red, Telmex pretendió deshacerse de ella para que no estuviera dentro del ámbito de competencia del IFT, aunque tuviera que violar, una vez más, su título de concesión. A pesar de las denuncias, otra vez la autoridad ha guardado silencio y no sabemos si continuará con la política de permitir a Telmex hacer lo que le venga en gana.

Hace poco más de un mes, precisamente el día en que se votaba la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión, América Móvil anunció una eventual desincorporación de activos para evadir las estrictas obligaciones de preponderancia que le impusieron tanto el IFT como la ley. El anuncio se realizó sólo una semana después de que el grupo del ingeniero Slim comprara a AT&T la totalidad de las acciones que ésta detentaba en América Móvil.

Aunque América Móvil no ha dicho a quién pretende vender estos activos, fuentes bien informadas confirman que ya existe un acuerdo para que AT&T se quedé con ellos. Independientemente de lo vulgar que resultaría una transacción en la que el operador “independiente” de los activos de América Móvil sea el mismo socio con que el ingeniero Slim compró Telmex en 1990 y que hasta hace dos meses formaba parte del Consejo de Administración de la empresa y, por tanto, conoce a detalle la topología de sus redes, sus prácticas comerciales y sus proyectos de expansión, el lunes pasado el periodista Carlos Mota dio a conocer detalles del proyecto Sunrise, mediante el cual América Móvil y AT&T se repartirían, sin rubor, el mercado mexicano, para así, juntitos, seguir imponiendo su voluntad a la competencia y las autoridades.

De acuerdo con la información dada a conocer por Carlos Mota, el proyecto Sunrise consiste en repartirse entre América Móvil y AT&T el territorio mexicano, dándole a la segunda un corredor del norte al suroeste del país, que comprendería los estados de Nuevo León, Tamaulipas, Coahuila, Puebla, Veracruz, Chiapas, Oaxaca y Guerrero. Si bien es probable que con esta operación América Móvil baje su participación a 49.99%, lo cierto es que ni en el territorio de AT&T ni en el de América Móvil existirán condiciones de competencia efectiva, ya que cada uno de ellos, en su territorio, detentaría una participación de mercado superior a 70% y podría seguir realizando las prácticas monopólicas por todos conocidas.

Afortunadamente, el Congreso de la Unión no fue tan ingenuo como pretendían América Móvil y sus paleros del PRD, y estableció que no basta con reducir la participación de mercado por debajo de 50%, sino que el IFT debe cerciorarse de que con la operación se generen condiciones de competencia efectiva. Estaremos pendientes del trabajo del IFT y esperamos que cumpla con su razón de ser. Sólo así podremos cambiar el nombre a esta crónica de una colusión anunciada.

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