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Separación estructural, el siguiente capítulo en telecomunicaciones

Adaptar las herramientas jurídicas y las disposiciones normativas que se han aplicado en otros países para regular el complejo y cambiante sector de las telecomunicaciones y la radiodifusión puede dar buenos resultados pero también involucra riesgos sino se analizan los errores en su implementación.

Así, con grandes retos, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) llega a la revisión que cada dos años debe aplicar sobre la preponderancia en estos dos sectores y sobre dos empresas en particular: Telmex y Televisa. Los mexicanos reconocemos a los funcionarios que en este instituto se hacen cargo de una regulación nueva, compleja y cambiante. Sin embargo, la efectividad de la separación funcional que ordenó el organismo en el caso de Telmex y Telnor tendría que analizarse a la luz de experiencias internacionales.

¿Tendremos que esperar una década para confirmar que esta separación funcional no fue efectiva para acelerar la competencia y los beneficios para los usuarios de servicios de telecomunicaciones?

Me parece que no.  ¿Qué es una separación funcional?  Según los expertos en este sector, consiste en que la mayoría de los elementos de la red del jugador preponderante se ubiquen en una unidad de negocio diferente de los de acceso. De ese modo, los productos y servicios mayoristas se ofrecerán tanto a la unidad minorista del incumbente como a sus competidores en condiciones similares. Sin embargo, con este esquema, el operador minorista tiene muy pocos elementos atractivos para operar con el incumbente. Muchas barreras no comerciales pueden interponerse entre la competencia y el mercado.  No se garantiza que no se apliquen prácticas de discriminación e igualdad. Se corre el riesgo de retrasar la competencia. Ya ha leído usted que en el Reino Unido, la Ofcom, el regulador de las comunicaciones, ordenó en 2005 la separación funcional de BT y Open Reach y al final de la historia sólo observamos bajos niveles de competencia en este sector. En Estados Unidos, usted habrá escuchado sobre la separación estructural y legal de empresas como AT&T que aceleró la competencia. En Reino Unido después de diez años se anunció la separación legal de BT con un incremento en el nivel de supervisión por parte del órgano regulador. Nadie dijo que este sector era sencillo. A la radiodifusión también se están dando traspiés porque el IFT determinó que Televisa, considerada preponderante, tendrá que poner a disposición de sus competidores su infraestructura activa para realizar la transmisión de señales. Muy bien. Los problemas serán los obstáculos técnicos y no barreras provocadas para cumplir. Resulta que los transmisores de cada estación de televisión no siempre serán compatibles.

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