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Telecomunicaciones y género: brechas por cerrar

2020.03.09

El género y el acceso a servicios de telecomunicaciones y tecnologías de información es un tema todavía poco explorado, pero datos provenientes de organizaciones como la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) indican que el año pasado el 58.3% de los hombres usaban internet a nivel mundial, mientras que en el caso de las mujeres, solo 48.8%  usaron este servicio, es decir, casi 10 puntos porcentuales menos. Sin embargo, no es el único servicio donde hay disparidades pues GSMA, una organización que agrupa operadores de telecomunicaciones móviles indica que aproximadamente diez puntos porcentuales menos de mujeres en el mundo son poseedoras de teléfonos celulares respecto de sus contrapartes masculinas en regiones emergentes como Asia, África y Latinoamérica.

Estos datos hacen inevitable una pregunta, ¿cómo está la brecha digital de género en México? Hace algunas semanas el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) publicó los resultados de la más reciente Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2019, que registra el acceso y uso de tecnologías de información en los hogares, lo que permite tener datos recientes sobre el acceso a servicios de telecomunicaciones y datos en el país.

Las primeras noticias son alentadoras para nuestro país pues la encuesta halló que la brecha prácticamente es inexistente en el uso de computadoras dado que casi la mitad (50.1%) de los 49.4 millones de usuarios de estos dispositivos son mujeres y el resto son hombres. En cuanto al uso de teléfonos celulares las buenas noticias siguen, el estudio reporta que de 88.4 millones de usuarios estimados, las mujeres son el 51.7% de la población usuaria y el restante son hombres. Por si fuera poco, respecto del acceso de internet en toda la población, la ENDUTIH muestra que de 80.6 millones de usuarios calculados en territorio nacional, el 51.6% son mujeres y el resto hombres. Incluso, al dividir los datos entre zonas rurales y urbanas los resultados son más interesantes pues en dichos entornos rurales el grupo femenino de usuarias de internet abarca en 52.9% del total, superando a los hombres. 

Sin embargo, la encuesta muestra otro tipo de disparidades. El 49.6% de las mujeres del estrato socioeconómico bajo son usuarias de internet mientras que en el estrato alto el componente femenino sube hasta 50.8%. Algo similar ocurre con el acceso a teléfonos celulares: en el estrato más bajo el 48.2% de las mujeres son usuarias de estos dispositivos mientras que en el estrato alto la cifra se eleva hasta el 52.1%.

Hasta aquí podríamos respirar aliviados puesto que los datos de la ENDUTIH nos muestran casi una paridad en el acceso diversos servicios de telecomunicaciones y de información entre hombres y mujeres. Un raro caso donde México es líder y no un rezagado. Pero antes de echar las campanas al vuelo es necesario señalar que el pleno uso de tecnologías de información no solo depende del acceso a dispositivos y servicios; otros factores como la ubicación geográfica, el nivel educativo y de ingresos tienen un peso muy relevante al momento de determinar el uso de tecnologías de información por parte de las mexicanas.

Una herramienta presentada en 2018 por el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) denominada Calculadora de probabilidades de uso de las TIC y actividades por Internet en México toma en cuenta estas variables para calcular la probabilidad de uso de distintas tecnologías de información y nos indican por ejemplo, que una mujer en Nuevo León residente en una zona urbana con ingresos de más de 23,968 pesos al mes tiene casi un 89% de probabilidad de usar internet, mientras que una mujer habitante de una región rural de Chiapas en un hogar con ingresos menores a 12,203 pesos tiene una probabilidad de apenas el 18.3% de ser usuaria de este servicio.

Esta situación se replica en otros casos. Con la misma calculadora podemos saber que una mujer que habita en León, Guanajuato, con nivel educativo de licenciatura tiene un 37.6% de probabilidad de realizar pagos por internet, mientras que una mujer con las mismas características radicada en una zona rural de Oaxaca tiene apenas un 10.1% de probabilidad de realizar este tipo de operaciones digitales. Incluso la ocupación influye en el uso de estas tecnologías: una mujer radicada en Aguascalientes con educación de preparatoria y que trabaja tiene un 31.4% de probabilidad de interactuar con el gobierno por internet. La misma mujer, pero dedicada al hogar, disminuye su probabilidad de realizar interacciones digitales con el gobierno hasta poco más del 21%.

En un país como el nuestro, el uso equitativo de servicios de telecomunicaciones y de datos requieren un enfoque integral que incluya, sin duda, políticas que incrementen el acceso de las mujeres a estos servicios. Pero la tarea quedará incompleta si no se realizan acciones que generen un piso de ingresos, habilidades e incluso aceptación cultural que permita a las mexicanas aprovecharse de los beneficios educativos, económicos y sociales derivados del uso de tecnologías de información y telecomunicaciones.

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