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El vendedor de ilusiones

El Economista

El acto de inauguración del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles ayer 21 de marzo, en lo que fue la base aérea militar de Santa Lucía ilustra con nitidez lo que ha significado la presidencia de Andrés Manuel López Obrador para los mexicanos: una larga etapa en la que se les ha vendido la ilusión de que el país se transformará, pero en la que en ningún momento se ha demostrado que para lograr esa aspiración, las cosas se han hecho bien, con los recursos de planeación y administración pública modernos que demanda un desafío como el de la transformación ofrecida.

Es verdad que las pistas ya están ahí, que el resto de la infraestructura lleva un gran avance, pero es indebatible que ya puede considerarse como un proyecto terminado, con la funcionalidad plena que se supone debería tener. Falta mucho para ello, el desafío más importante aún es la conectividad con la zona metropolitana de la Ciudad de México. El aeropuerto se inauguró a pesar de no estar concluido plenamente, simplemente porque el presidente quería entregarlo en el día que se conmemora el natalicio de Benito Juárez.

De los diversos detalles que han surgido en los últimos meses sobre aspectos que no se consideraron de manera adecuada, que fueron subestimados o simplemente que fueron pasados por alto, se desprende que hay una desconexión entre la administración del proyecto y la funcionalidad que debería lograrse con su funcionamiento pleno. Ahí está el grave problema para los traslados de los eventuales usuarios del aeropuerto desde prácticamente cualquier punto de la zona metropolitana, como un ejemplo concreto de una complicación que hoy no tiene solución y para la que de manera casi zocarrona nos anuncian ahora la posibilidad de recurrir a los taxis aéreos que brindarán el servicio con seis helicópteros.

De la misma forma, el presidente ya nos adelanta que viene la inauguración de la refinería de Dos Bocas en julio próximo, en una fecha que también definió de manera caprichosa. La refinería muy probablemente será inaugurada en esa fecha, pero ello no significa que la famosa refinería estará operando tal como se anunció, produciendo 340 mil barriles diarios. Es más, muy probablemente llevará un buen rato antes de que se logre alcanzar ese nivel de producción.

Y así se acumulará el inicio de operaciones o inauguración de los otros proyectos emblemáticos de la administración de López Obrador, proyectos que delinean a un gobernante que lejos de preocuparse en que los proyectos estuvieran justificados, bien dimensionados, bien planeados para el México que exige un camino firme hacia la modernidad, hacia un horizonte donde realmente pueda significar un país de oportunidades y de mejor bienestar para todos los mexicanos, simplemente se preocupa, como todos los que él ha criticado, por tomarse la foto o dar una conferencia para presumir el supuesto logro.

Se trata simplemente del guión que dio a conocer en aquel discurso en el Zócalo de la Ciudad de México el 1 de diciembre de 2018, el día que tomó posesión como presidente de la República. Viendo de nueva cuenta aquel discurso, y habiendo sido testigo del desastroso manejo de las políticas públicas instrumentadas durante la actual administración y la propaganda excesiva que se ha construido alrededor de ellas, al grado que se nos quiere vender que la economía va bien, que hoy estamos mejor que hace tres años, lo que evidentemente es falso, queda de manifiesto que básicamente, México ha estado sometido a los caprichos de un vendedor de ilusiones, que solo quiere acumular hitos para su ego personal y su biblioteca de los transformadores de México, según su visión.

Lo de menos es que con el paso del tiempo salga a la luz que el aeropuerto Felipe Ángeles nunca logró las metas que se presumían de manera irreal, o que la refinería no cumpla con sus objetivos de producción o peor, que México no solo no logró mejorar su prospectiva de desarrollo, sino peor, que está peor que antes. Al presidente lo que le importa es mejorar su imagen como vendedor de ilusiones.

@GerardoFloresR

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