Roberto García Requena | La Razón | 20 de noviembre 2015
Han transcurrido dos años, cuatro meses y algunos días, desde que se promulgó la reforma constitucional en materia de telecomunicaciones, el 10 de junio de 2013, por parte del Presidente Peña Nieto.
Para una reforma de gran calado como ésta es poco el tiempo transcurrido para ver transformaciones de raíz, particularmente en un sector que ha estado caracterizado por estructuras monopólicas y altas concentraciones de ingresos y usuarios en un solo operador. Este tipo de reformas, como la energética o educativa también, a veces tardan hasta una o dos generaciones en rendir todos sus frutos. Romper con las inercias y lograr el cambio de paradigma no es cosa fácil ni rápida, aunque esté en la ley.
Sin embargo, en el caso de las telecomunicaciones, ya son palpables y medibles algunos resultados, a pesar de la juventud de la reforma. Enlisto algunos ejemplos que ilustran lo anterior:
Se hicieron declaraciones de preponderancia para regular asimétricamente a los operadores con poder de mercado. Telmex/Telcel, en el caso de las telecomunicaciones, y Televisa en la radiodifusión. Estos concesionarios ahora están obligados a compartir su infraestructura en condiciones no discriminatorias, por sólo dar un ejemplo.
Se consolidó el mercado de telefonía móvil en tres operadores. ATT (antes Iusacell y Nextel), Telcel, y Telefónica. Con la entrada de ATT al mercado, parecería que el músculo de Telcel podría empezar a flaquear. Lo ideal es que en el largo plazo el mercado se partiera en tercios.
Se licitó una cadena nacional de televisión abierta digital. Con la entrada de Grupo Imagen a la tele abierta comercial se balanceará el mercado publicitario, ahora en manos principalmente de Televisa y TV Azteca.
Se va a apagar la señal analógica de televisión radiodifundida el próximo 31 de diciembre, para dar paso a la tele digital, con mayor calidad en sonido, resolución e imagen.
Se van a licitar próximamente bandas del espectro radioeléctrico para servicios de banda ancha móvil. Se trata de las bandas de 1.7 y 2.5 GHz para desplegar tecnología LTE. Este espectro enriquecerá la oferta de servicios por parte de los operadores móviles, en satisfacción de la creciente demanda por parte de los usuarios.
Como resultado de todas estas acciones, se empieza a generar una mejoría en las condiciones de competencia en el mercado, que a su vez ya provocó una disminución en el precio de algunos servicios, en beneficio del consumidor. En términos generales vamos por buen camino hasta ahora, aunque también hay que decir que esto es sólo el inicio.