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Twitter: la nueva aventura de Elon Musk

vía El Economista

 

Cuando a principios de este mes se difundió la noticia de que Elon Musk había adquirido el 9.2 por ciento de las acciones de Twitter, se desató una oleada de reacciones sobre la inminente toma de control por parte de este multimillonario y famoso empresario, considerado hoy en día como la persona con mayor riqueza acumulada a nivel mundial.

A la distancia, parecería que un comentario bromista -aparentemente inofensivo- que en enero de 2020 el entonces CEO de Twitter, Jack Dorsey, le hizo a Elon Musk, a quien en un encuentro corporativo bajo el título de #OneTeam (#UnEquipo) al que acudieron miles de empleados de esta red social, y al que llevó a este como invitado sorpresa, de manera concreta le preguntó: “por cierto, ¿quieres hacerte cargo de Twitter?” habría despertado el gusanito en el afamado emprendedor para hacerse a la idea de no solo hacerse cargo de Twitter, sino mejor aún, de adquirir la totalidad de sus acciones.

Seguramente en los siguientes meses escucharemos y leeremos muchas opiniones o análisis sobre los posibles efectos derivados de esta importante transacción, valuada en 44 mil millones de dólares, y que según reportan los medios estadounidenses, es el acuerdo más grande en monto, al menos en los últimos veinte años, para convertir una compañía pública, que cotiza en los mercados de valores, en una empresa privada, alejada del escrutinio de los inversionistas y de los reguladores. Los efectos más relevantes que habrá de analizar son sobre la libertad de expresión, para lo que es de extrema importancia revisar la particular concepción de Elon Musk sobre el tema.

De acuerdo con lo que diversos medios de Estados Unidos citan, la visión de Musk sobre la libertad de expresión se inclina más a la derecha en el espectro político, más afín a la visión de Donald Trump, por ejemplo. Por ejemplo, si bien se le reconoce su rápida reacción a la petición de apoyo del gobierno de Ucrania frente a la emergencia derivada de la guerra con Rusia, el país agresor, que ante el riesgo de que buena parte de Ucrania perdiera la conectividad a Internet solicitó apoyo de Musk, quien de inmediato envió docenas de antenas para que pudiera bajarse en Ucrania la señal de Internet satelital que provee la empresa Starlink, propiedad de este.

Sin embargo, ante otras peticiones para que Starlink bloqueara fuentes de noticias rusas, en sintonía con lo que había empezado a hacer Twitter, que comenzó a etiquetar este tipo de sitios, o Facebook, que bloqueó en Europa un par de sitios financiados por el gobierno ruso, Musk se negó a seguir la misma política, declarando que ellos no harían eso, a menos que se les amenazara a punta de pistola.

Es ampliamente conocido que Musk no es muy tolerante a las críticas. Por ejemplo, hay versiones confirmadas de empleados de Tesla que fueron cesados por no haber estado de acuerdo con algunas decisiones al interior de ese productor de vehículos eléctricos, o también se han reportado actitudes intolerantes con analistas en las comúnmente conocidas como “llamadas con inversionistas” en las que las empresas acostumbran explicar a analistas que siguen de cerca las actividades de las mismas, circunstancias en las que ha señalado como aburridos los cuestionamientos de algunos analistas.

De hecho, ha llegado a tener arranques muy parecidos a los del presidente López Obrador que de manera sistemática se empeña en cuestionar la credibilidad de los medios que no le son afines. En este sentido, se reporta que en 2018, molesto por la cobertura negativa de algunos medios, anunció que crearía un sitio de Internet en el que la gente podría rankear la credibilidad de periodistas y medios.

Así que, con estos antecedentes poco afortunados respecto a la libertad de expresión por parte de Elon Musk, o que nos permiten ubicar en su real contexto su concepción de libertad de expresión, en mi opinión es demasiado pronto para lanzar loas de admiración por esta nueva aventura empresarial del multimillonario emprendedor.

*El autor es economista.

@GerardoFloresR

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