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Los números del empaquetamiento de servicios

 

 

 

 

Ernesto Piedras | El Economista | 16 de Septiembre 2015

La innovación tecnológica abre la puerta a la convergencia tecnológica, proceso por el cual las telecomunicaciones, la radiodifusión, las TIC y los medios de comunicación se integran bajo un mismo sector dinámico (ITU).

A la vez, la dimensión comercial de esta convergencia es el empaquetamiento de servicios, entendido como la provisión de una combinación de dos o más bienes (telefonía, televisión, Internet e incluso servicios móviles, entre otros) bajo una misma marca, compañía o red que resulta en una nueva alternativa de consumo y en un mayor nivel de competencia en los mercados.

Estos empaquetamientos generan eficiencias para los operadores (uso de red, gastos administrativos, de cobranza, de publicidad, entre muchos más), que resultan en economías de escala, menores costos y con ello, en la posibilidad de ofrecer menores precios a sus clientes. Además, en la experiencia de mercado, generan fidelidad y retención de sus clientes.

Por el lado de los beneficios de los consumidores, el empaquetamiento de servicios se traduce en menores costos de búsqueda, además de las referidas economías en los consumos. Un beneficio muy importante que resulta de esta integración comercial de servicios es la relativa a la acción de pagar los recibos. En la década de los 90, con la entrada al mercado de los competidores de larga distancia y expansión de servicios de telecomunicaciones, los consumidores aprendimos de la molestia de pagar hasta siete recibos mensualmente: telefonía local, larga distancia nacional e internacional, Internet, beeper, celular y TV de paga.

Con toda esta experiencia de los operadores y consumidores, se identifica una marcada proclividad de los consumidores por contar con servicios integrados, bajo una facturación única y con el beneficio de presentar esas economías en el bolsillo por su consumo.

En México, la contabilidad de usuarios de servicios empaquetados alcanza seis de cada 10 suscripciones a compañías que ofrecen servicios convergentes de doble o triple play.

De ellos, 44% contrató TV de paga, telefonía e Internet de manera empaquetada; 41%, TV de paga e Internet, y la proporción restante (15%), TV de paga y telefonía.

Estas métricas contrastan con la pifia en la lectura y entendimiento de la estadística por parte del órgano regulador (IFT). Según su interpretación, 72% de los usuarios de televisión de paga no tiene contratado un paquete de servicios. Este coeficiente implicaría que la base de usuarios de servicios empaquetados en México es reducida, considerando que contabilizan 16.8 millones de suscripciones de TV de paga al segundo trimestre del 2015. Sin embargo, esa estadística no considera que más de la mitad (55%), o 9.3 millones de suscripciones de TV de paga, corresponde a aquellas de televisión por satélite, plataformas que técnica y comercialmente no están en posibilidad de ofrecer servicios empaquetados.

Sí conviene que el regulador entienda las definiciones técnicas y de mercado de cada segmento, pero sobre todo que reconozca que la convergencia en servicios ya se traduce también en una convergencia en el consumo de servicios.

Es decir, que no sólo se trata de una oferta creciente de servicios convergentes que generan importantes economías de escala, economías de red, eficiencias en costos y menores barreras de entrada para los proveedores de servicios, sino que también representa una preferencia significativa por la elección de servicios empaquetados por parte de los consumidores que fuertes economías en sus bolsillos.

 

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