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La pobreza y el rollo de los otros datos

El presidente López Obrador dedicó cerca de quince minutos a dar su visión sobre lo que ocurrió en nuestro país en el rubro de pobreza.

2021.08.10

Vía El Economista

A propósito de una pregunta sobre los datos en materia de pobreza durante 2020 publicados por el Coneval, el presidente López Obrador dedicó cerca de quince minutos a dar su visión sobre lo que ocurrió en nuestro país en el rubro de pobreza. Su primera reflexión se enfocó a justificar los resultados en función de la caída histórica del PIB de 8.5%, respecto de la que enfatizó que ello no sucedía desde 1930, que pegó a diversos sectores de la economía, pero que afortunadamente ya estamos en recuperación.

Llama la atención que ahora utilice como justificante la caída del PIB, cuando al cierre del primer trimestre de 2020, se jactaba que la caída del PIB respecto al cuarto trimestre de 2019, había sido menor que la caída observada en el primer trimestre de 1995, durante el gobierno del presidente Zedillo, o en el primer trimestre de 2009, bajo la presidencia de Felipe Calderón. Obviamente hay que recordar que en aquellos días de abril, el presidente López Obrador se jactaba de controlar muy pronto la pandemia, un catastrófico error de cálculo apoyado en la irresponsable y miope asesoría del subsecretario Hugo López-Gatell.

Luego, dijo que “debe modificarse la forma de medición sobre el bienestar, no depender todo solo con indicadores económicos, yo tengo por ejemplo mi manera de medir, ahora sí que tengo otros datos”. Presumió por ejemplo que se ha incrementado el salario en términos reales, casi 50 por ciento. Bien valdría la pena recordarle al presidente que por un lado, que ante la falta de un conjunto de políticas orientadas a proteger el mercado laboral y ayudar a las personas en situación vulnerable ante la inminente pérdida de ingresos provenientes del trabajo, hoy siguen en situación de desempleo cientos de miles de mexicanos que a principios de 2020 contaban con un empleo formal.

También es importante que alguien le haga ver que conforme a los resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2020 reportados hace apenas algunos días por el Inegi, el ingreso de los 35.7 millones de hogares de México se redujo entre 2018 y 2020 en 5.8%, pero que los ingresos provenientes del trabajo cayeron en 10.7%.

Ahora, el presidente presume los recursos que se destinan ahora a los programas que su administración lanzó en sustitución de los esquemas de apoyo previstos anteriormente dentro de los programas Progresa-Oportunidades-Prospera, sin embargo, es evidente que no existe una evaluación seria dentro de su administración sobre la eficiencia de sus programas de apoyo.

Hace unos días, en un muy bien documentado y explicado artículo, el anterior titular de Coneval, Gonzalo Hernández Licona, demostró cómo los hogares más pobres, ubicados en los primeros dos deciles, es decir, los aproximadamente 7 millones de hogares con menores ingresos, recibieron en 2020 menos recursos a partir de los programas gubernamentales en comparación con lo que recibieron en 2018, cuando aún estaba vigente el programa Prospera.

Ello, mientras que los hogares ubicados en los tres deciles de ingresos más altos, es decir, los aproximadamente 11 millones hogares de mayores ingresos incrementaron de manera notoria su ingresos provenientes de programas de apoyo del gobierno. Lo que evidentemente no contribuye a que se reduzca la situación de pobreza que enfrentan los hogares en los deciles de ingreso más bajos.

En el mismo sentido, parece mentira que nadie le informe al presidente que el número de mexicanos con carencia por acceso a los servicios de salud se incrementó de 20.1 millones de 35.7 millones de personas, lo que exhibe con absoluta nitidez el fracaso absoluto del modelo de servicios de salud para las personas más vulnerables a partir de la desaparición del Seguro Popular y su reemplazo por el Insabi.

Está claro que el enfoque empírico del presidente no resiste cualquier evaluación seria, por más simple que esta sea. Mientras él se ufana de tener otros datos, millones de hogares viven nuevos días de zozobra.

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