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La Comunidad Económica Americana, un sueño muy complicado

Un sueño muy complicado

2021.09.21

Vía El Economista

Durante su discurso de apertura de la VI Cumbre de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), el presidente López Obrador se refirió de manera central al “ideal de una integración económica con Estados Unidos y Canadá”, después de lo cual precisó que se trata de “construir en el continente americano algo parecido a lo que fue la Comunidad Económica que dio origen a la actual Unión Europea”, bajo tres principios básicos.

Solo haré referencia al segundo de ellos, el “económico y comercial”, para lo cual propuso la firma de un tratado con Estados Unidos y Canadá, que aunque de la misma manera que China, no son miembros de CELAC, pueden ser considerados desde ya los grandes ausentes, máxime cuando para el futuro de la región son un factor central en las propuestas del presidente López Obrador.

Habló de reactivar la economía del continente americano, bajo la premisa de producir en América lo que consumimos, y para ello, habló de las que considera las muchas ventajas con las que cuentan los países de la región. Empezó por destacar que se cuenta con una fuerza de trabajo joven y creativa, para después agregar que “hay buen desarrollo tecnológico”. Y aquí es donde el análisis hecho por los asesores del presidente empieza a mostrar sus importantes debilidades, por lo que ya no continuaré con la mención de las demás ventajas que detectaron el presidente y su equipo.

Quizá para hablar en una plaza pública se valga ensalzar la fuerza de trabajo joven y creativa, atributos que sin duda se encuentran en la mayoría de las personas en edad de trabajar en los países de nuestro continente, pero no podemos hacer un análisis aislado pensando en que somos buenos para los productos que aportan el sector primario y el secundario, es decir, las materias primas y las manufacturas, dejando de lado los servicios que se generan en el sector terciario, por ejemplo. No hay ninguna duda que para determinadas actividades, existe mano de obra más calificada en América que en Europa o Asia, pero de la misma manera, existe mano de obra más calificada en Europa o Asia para otras actividades, que la que se encuentra en América. Así que hay que ser menos idealistas y más sensatos, las ventajas son relativas.

Después, me llamó aún más la atención la expresión del presidente sobre el estado de la tecnología en nuestro continente, cuando afirmó que “hay buen desarrollo tecnológico”. Se trata de una expresión carente de contexto, que no da una dimensión clara sobre lo que representa el continente americano en términos del avance de la tecnología. Decir que tenemos buen desarrollo tecnológico no dice mayor cosa, y por el contrario, es simplemente un engaño.

No hay duda que Estados Unidos y Canadá pueden considerarse como países con un notable desarrollo tecnológico, basta ver el número de patentes solicitadas por cada millón de habitantes que se reportan para ambos países. Pero cuando volteamos a ver al resto del continente, la foto es muy preocupante. El número de patentes solicitadas cada año, por millón de habitantes, es francamente pobre, cuando nos comparamos con Estados Unidos y Canadá, pero también cuando nos comparamos con Europa y Asia. Para empezar, mientras que en México se reporta que se solicitan cerca de 2 patentes por millón de habitantes por año, en España se registran cerca de 37, en Italia, cerca de 55 y en Francia, arriba de 110, patentes por año, por millón de habitantes. Con este indicador, que es una pequeña muestra del esfuerzo en investigación que se lleva a cabo en cada uno de los países, queda de manifiesto que afirmar que “hay buen desarrollo tecnológico” es simplemente un desliz retórico de alguien que expresa un sueño sin saber dónde está parado.

Ello es suficiente para darnos cuenta que el sueño de construir una Comunidad Económica Americana, que por cierto desaparezca a la OEA, se antoja muy cuesta arriba.

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