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En telecom, ¿qué queremos?


Antes que nada, qué orgullo haber visto el triunfo inobjetable de nuestra selección ayer contra Croacia, en la tercera y última jornada del Grupo A, dentro del Mundial Brasil 2014. Mientras en ese país sudamericano se lleva a cabo este muy importante evento deportivo, la toma de decisiones no se detiene en país alguno, a pesar de algunos que insisten en imaginar que los gobiernos toman sus decisiones cada vez que se coincide con una justa deportiva internacional, como es el caso del mundial.

Han transcurrido 11 semanas desde que en el Senado de la República se llevó a cabo un foro acordado por las comisiones unidas encargadas del proceso de dictaminación de las iniciativas relativas a la legislación secundaria en materia de telecomunicaciones y radiodifusión. Llama la atención que después de ese espacio de tiempo, aún haya senadores que pretendan hacer creer a los incautos solamente que tienen un papel central en la discusión y en la construcción del dictamen correspondiente, a pesar de que en los hechos dicho papel ha pretendido ser más mediático, pero que ha fracasado en ser efectivo para hacer propuestas serias que se basen en mejores prácticas internacionales en materia de regulación de los sectores de telecomunicaciones y radiodifusión.

En este contexto, resulta imperativo que dentro de la discusión legislativa en la materia, seamos capaces de hacer una disección de las propuestas sobre el tema, para poder dividirlas entre las que hoy se observan en países que son ejemplo de marcos regulatorios exitosos, como es el caso de Estados Unidos y varios países europeos, y naciones en los que aún se preguntan por qué las medidas correspondientes fracasaron, como es nuestro caso y el de casi todos los países sudamericanos, que algunos pretenden vendernos como ejemplos.

De esta forma, si en verdad se pretende plantear una discusión seria sobre lo que México necesita para lograr mayor competencia en los sectores de telecomunicaciones y radiodifusión, en beneficio de los usuarios y las audiencias, principalmente, se requiere que quienes participarán en el proceso legislativo, dejen de lado las poses y se empapen un poco más sobre lo que realmente ha funcionado en beneficio de las familias y empresas, en países donde verdaderamente se han observado mejoras en el bienestar de todos.

No hay duda de que las posiciones se han acercado en forma significativa, pero tampoco hay duda que conforme avanza el tiempo, aumentan las ocurrencias, y con ello, se incrementan las probabilidades de que la reforma se torne en ineficaz para los fines que buscaban con la reforma constitucional. En fin, independientemente de que algunos piensen que durante estos días no pueden discutirse temas relevantes para el bienestar de los mexicanos, estoy convencido de que cada vez estamos más cerca de sacar adelante los correspondientes marcos legales que se necesitan en materia de telecomunicaciones, radiodifusión y energía, para que México y sus habitantes puedan aspirar a un mejor porvenir.

Que no nos provoque temor o duda la amenaza de aquellos que insisten en que miremos hacia atrás o hacia el sur, en perjuicio del futuro de millones de mexicanos. A mí lo que sí me preocupa es que le fallemos a esos que hoy ni siquiera se pueden conectar a un servicio de telecomunicaciones, fijo o móvil, simplemente porque la elevada concentración que se vive hoy en México les niega la oportunidad de poder hacer frente a mejores tarifas. No hay que perder de vista el objetivo.

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