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El chantaje trumpista ya hasta en las telecomunicaciones

El efecto Trump está permeando fuerte en nuestro país. Sus anuncio y tuits han generado efectos negativos en el sector automotriz, en la valuación del peso, en los migrantes mexicanos y en sus remesas. Y eso que el Sr. Donald Trump aún no asume la presidencia de Estados Unidos.

Pero los chantajes contra México también ya vienen de empresarios extranjeros que, aprovechando el belicoso discurso del presidente electo norteamericano —y la percepción de debilidad de nuestro gobierno—, pretenden ahora intimidar a las autoridades mexicanas.

El caso más reciente es el de Declan Ganley, empresario irlandés que aprovecha que en el consejo de su empresa hay varios ex funcionarios norteamericanos que tuvieron cargos de alto nivel en la Defensa, la Marina, el Departamento de Justicia, Seguridad Nacional y hasta un ex jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas. Con este respaldo se siente habilitado para acusar de corrupción a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) y al Instituto Federal de Telecomunicaciones.

Y las acusaciones han sido varias, muchas de ellas risibles: desde el robo de camionetas, hasta pactos ocultos y consultores aleccionados. Pero ayer lanzó un señalamiento temerario al asegurar que hay un riesgo para la seguridad de Estados Unidos por el control que el gobierno chino tendrá sobre la Red Compartida a través del consorcio Altán, ganador de la licitación.

La realidad es que los chinos están bastante diluidos en el consorcio ganador de la Red. Tienen una participación que podría llegar hasta un 23%, pero en tanto que es un fondo mexicano-chino con injerencia del Banco Mundial, se manejaría como fondo privado y no como un fondo soberano, algo que avaló la Comisión Nacional de Inversiones Extranjeras. De hecho, la empresa satelital Eutelsat —que opera satélites en México— tiene acciones de una empresa estatal francesa y no tiene problema para tener una concesión en México. El problema hubiera sido si algún operador chino, con control gubernamental, hubiera tomado directamente el control de la Red, como alguna vez se intentó.

Sin embargo, la Red Compartida y el consorcio ganador Altán tienen un problema más serio que las amenazas de Rivada Networks: la variación negativa del peso frente al dólar. Basta señalar que de octubre de 2016, fecha en que los interesados presentaron formalmente sus propuestas ante la SCT, al día de hoy, el peso se ha depreciado un 17% frente al dólar. Un incremento sustantivo en los costos que enfrentará esta Red en un periodo de tiempo relativamente corto.

En México, todos los juzgados federales le han negado a Rivada suspender el proceso de entrega de la concesión a Altán y en los juzgados federales de Estados Unidos el litigio tampoco va bien. Mientras Rivada presumió la declaración de Brett Haan, consultor de Deloitte y ex-asesor de la SCT, que daba pie a hablar de una licitación amañada por esta secretaría, no dijo nada de la declaración de Richard Keith, consultor internacional que también trabajó para Deloitte, quien habría dicho justo lo contrario.

Con todo lo que Rivada ha demostrado al gobierno federal, y en concreto a la SCT, mal haría nuestro gobierno en no denunciarlo ante tribunales en México y en Estados Unidos. De hecho, la secretaría ya informó que contrató al despacho Jones Day justo para ello, pero han transcurrido ya cuatro semanas y todavía no ha iniciado acción alguna. De no hacerlo, se podría pensar que algo ocultan y que no están dispuestos a la transparencia total en los tribunales.

El incidente Rivada deja ver cómo no sólo Trump, sino ya también el empresariado norteamericano está tomando al gobierno mexicano cual piñata. Si éste no se defiende, no sólo quedará su credibilidad y actuar en riesgo; también tendremos serias dudas de su patriotismo y honorabilidad. Así que mejor no dejar pasar acusación alguna y combatirla en cuanto tribunal esté disponible.

Cambiando de tema… Este viernes Donald Trump asumirá la Presidencia de Estados Unidos. Su llegada a la presidencia, justamente por lo polémica que es, será ampliamente cubierta por los medios norteamericanos y los extranjeros. En México, se espera que ForoTV, MilenioTV y ExcélsiorTV lleven en vivo la ceremonia. Queda la duda de cómo será su relación con los medios que lo critiquen y si las empresas de información buscarán solidarizarse entre sí, o bien, se dividirán. Y es que las agresiones verbales (y vía Twitter) de Trump contra medios respetados como CNN, Univision, New York Times o NBC no sólo son inusuales, sino que también están fuera de cualquier protocolo de comunicación y pondrá a reto a todos los medios de comunicación, pues justamente Trump está tratando de evadirlos y utilizar las redes sociales para tener una comunicación directa con la población, sin intermediarios, es decir, sin medios. Este modelo de comunicación es proclive de algunos estados dictatoriales pues comunican unilateralmente y les permite evadir cualquier cuestionamiento.

Así, en la era de los 140 caracteres los medios tradicionales norteamericanos estarán enfrentado un nuevo reto: cómo lidiar con un Presidente al que no le gusta la crítica ni contestar preguntas incómodas y que prefiere “by-passear” a los medios.

 

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