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“Es un engaño pues se trata de una alianza estratégica”


“Slim pretende desincorporar sus activos y venderlos a AT&T para dejar de ser preponderante. Es un engaño, pues se trata de una alianza estratégica en la que entre los dos van a seguir detentando 70% del mercado…”, son las palabras textuales de José Cárdenas, el periodista estrella del canal de televisión por Internet propiedad de América Móvil, Uno TV, mientras cenaba con otras personas el sábado pasado en el restaurante Lampuga de Polanco.

Lo dicho por Pepe Cárdenas implicaría que estamos frente a una de las mayores simulaciones en la historia de un país lleno de simulaciones. Los antecedentes de la asociación mediante la cual Telmex detenta el control de facto de Dish, a pesar de tener expresamente prohibida la prestación de servicios de televisión, o la escisión de Telmex mediante la cual sacó toda su red pública de telecomunicaciones de la competencia del Ifetel, con la intención de no compartir su infraestructura ni desagregar su red, nos hacen suponer que efectivamente hay un acuerdo entre AT&T y América Móvil para evadir las obligaciones de preponderancia.

Recordemos que AT&T ha sido accionista de Telmex y América Móvil desde 1990 y hasta hace tan sólo un par de semanas. Tampoco se debe olvidar que AT&T fue miembro del Consejo de Administración de Telmex y América Móvil más de dos décadas, lo que le permitió tener acceso a información privilegiada sobre la topología de las redes de Telmex y Telcel, sus planes de expansión y sus estrategias comerciales, que ninguna otra empresa en México o el mundo tiene. Por eso, difícilmente se puede considerar a AT&T como un competidor independiente.

El tiempo nos dirá si José Cárdenas está en lo cierto o no, pero es un hecho que a pesar de la reacción positiva de los mercados, la desincorporación de activos de América Móvil no se ve fácil. Si bien la nueva Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión le da la oportunidad de proponer al Ifetel un plan para disminuir su participación en el sector por debajo de 50%, no basta con la disminución del porcentaje, sino que se debe acreditar que el plan generará competencia efectiva y ninguno de los agentes resultantes podrá tener poder sustancial en ninguno de los mercados en que participe. Pongamos un ejemplo: si América Móvil se queda con cinco de las nueve regiones celulares y transfiere cuatro a AT&T, probablemente su participación nacional baje de 50%, pero de ninguna manera habrá condiciones de competencia efectiva, ya que en cada una de sus regiones AT&T y América Móvil seguirán detentando 70% del mercado, tal como predice el señor Cárdenas.

También el IFT deberá analizar con todo rigor la pretensión de América Móvil de vender sus redes, tanto fija como móvil, ya que la constitución expresamente obliga a la desagregación efectiva de éstas y ya se ha determinado que el precio que los competidores deben pagar por usarlas es el costo incremental promedio de largo plazo. Ninguna enajenación de activos puede resultar en que el costo de utilizar esa infraestructura sea superior al ya determinado por el Ifetel.

El último párrafo de la fracción III del artículo decimosegundo transitorio de la ley es, sin duda, el que más dolores de cabeza dará a América Móvil y AT&T: “(…) El Instituto Federal de Telecomunicaciones deberá asegurar la separación efectiva e independencia de esos agentes y deberá establecer los términos y condiciones necesarios para que esa situación quede debidamente salvaguardada”.

Es decir, el IFT no puede hacer lo que hicieron las extintas Cofeco y Cofetel en el caso Dish-Telmex y salirnos con que yo no vi, no oí, no me enteré.

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