Ícono del sitio IDET

En órbita el primer satélite europeo de telecomunicaciones eléctrico

El primer satélite de telecomunicaciones totalmente eléctrico de Europa llegó a su órbita de trabajo final sobre el Océano Pacífico, indicó la ESA.

El primer satélite de telecomunicaciones totalmente eléctrico de Europa llegó a su órbita de trabajo final sobre el Océano Pacífico, indicó la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés).

Eutelsat-172B es el nombre del satélite construido por Airbus, el cual lleva nuevas tecnologías desarrolladas a través de proyectos liderados por la ESA, donde destacan brazos de hélice articulados.

El satélite se basó de manera completa en propulsores eléctricos para escalar desde su órbita inicial a su ranura planeada sobre el ecuador, mismos que usa para mantener la posición, expuso la ESA.

De acuerdo con el miembro de la agencia espacial europea, José González del Amo, la propulsión eléctrica es un orden de magnitud más eficiente que la propulsión química estándar para satélites.

“Al cargar eléctricamente el propulsor y acelerarlo utilizando la energía eléctrica de los paneles solares, se expulsa mucha más energía de cada bocanada de propulsante gaseoso“, explicó el especialista.

González del Amo indicó que dicho proceso abre la opción de volar satélites más ligeros, porque lo pueden hacer en lanzadores de menor tamaño.

“La principal diferencia es que los satélites totalmente eléctricos tardan mucho más en llegar a su órbita final porque esta propulsión proporciona un empuje bajo, disparando continuamente para acelerar gradualmente con el tiempo“, afirmó.

El ingeniero estructural de ESA, Mario Toso, destacó que a nivel mundial desde 2015, los satélites de telecomunicaciones totalmente eléctricos han estado en servicio. Sin embargo, este modelo presenta un nuevo complemento, como un par de brazos de tres articulaciones.

“En lugar de tener diferentes impulsores incrustados en las esquinas del satélite, los brazos gemelos se pueden mover libremente sobre su cuerpo“, explicó.

“Una gran ventaja es que los propulsores siempre pueden alinearse precisamente con el centro de gravedad del satélite para la elevación de la órbita y el mantenimiento de la estación, lo que ahorra el propulsor para alargar la vida de la misión“, precisó.

Salir de la versión móvil