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Inversión, fuente de transformación: Lecciones de oriente

Se requiere un pacto con el sector financiero para que las abultadas ganancias

2021.07.08

Vía El Financiero

Se requiere un pacto con el sector financiero para que las abultadas ganancias que obtuvieron en plena crisis puedan contribuir a transformar el tejido empresarial mexicano.

Hace unos días se cumplieron los 100 años del Partido Comunista Chino, esta longevidad requiere de una reflexión de cómo lograron su transformación productiva para hoy ser la segunda economía del mundo. Este proceso de transformación ha estado presente en otros países de Asia. Tal es el caso de las economías de Japón y de Corea del Sur, a los que lentamente se han sumado los países del sudeste asiático, tales como Malasia, Tailandia, Singapur, Filipinas e Indonesia. El elemento fundamental de esta transformación ha sido su dinámica inversión, que en el caso chino en plena pandemia alcanzó 42 por ciento del PIB, y en Corea del Sur 31 porciento, estos altos coeficientes de inversión se comparan con el 13.4 por ciento de México.

Esta situación pone en evidencia la falta de una estrategia de transformación de la economía mexicana a largo plazo, estamos en un momento crucial, requerimos adecuarnos a las prácticas que realizan los países exitosos. Estos países retomaron para el diseño de sus estrategias los conceptos de un economista inglés poco discutido en América Latina, Nicolás Kaldor, que esgrimía que la mejor forma de acelerar el crecimiento es reinvirtiendo todas las ganancias y consumiendo todos los salarios. Esta práctica ha sido emulada por la economía china, en donde las grandes empresas privadas invierten muy por arriba de lo que lo hacen las empresas en Estados Unidos, Europa o América Latina. Un caso paradigmático es el de Huawei, empresa de telecomunicaciones, que invierte lo equivalente a veinte por ciento de sus ventas, con lo que ha logrado un crecimiento espectacular en las últimas tres décadas, convirtiéndose en una de las principales empresas de telecomunicaciones del mundo.

El esfuerzo en China no se ha limitado a las empresas privadas, las empresas públicas generan ganancias que les permiten un fuerte crecimiento. Tal es el caso de sus empresas en el área de petróleo, electricidad, construcción y seguros. Todo este esfuerzo de reinversión como principio fundamental es lo que ha permitido que las empresas crezcan en forma acelerada y con ello la economía. Esta práctica de reinversión se encuentra generalizada en el este y sudeste asiático como es el caso de las grandes empresas coreanas como Samsung, Hyundai, Kia. Y lo mismo sucede en otros países de la región.

México no puede transformar su economía con un coeficiente de inversión tan bajo, requerimos de un gran acuerdo por la inversión, tanto pública como privada, de forma que primero recuperemos el coeficiente de inversión que se tenía antes de la pandemia de alrededor de 22 por ciento, y posteriormente podremos elevarlo progresivamente para alcanzar al menos el nivel de Corea del Sur, de 32 por ciento. ¿Qué se requiere para lograr esta meta? No se trata de voluntad simplemente, sino de un cambio de estrategia en donde la inversión sea el punto neural y con ello se logre generar mayores niveles de empleo y niveles de bienestar sustentados en lo productivo y no en procesos de transferencias, las cuáles deben existir, pero el pilar de la estrategia debe ser la inversión.

Esta perspectiva es la que se debería de alentar con la entrada de una nueva administración a la Secretaría de Hacienda, en donde el nuevo encargado de las finanzas públicas es un hombre que se ha curtido en el diseño de estrategias para el sector privado. En esa perspectiva su gestión podría impulsar un proyecto de presupuesto que eleve el coeficiente de inversión público en áreas estratégicas y detone con ello la inversión privada en las diversas regiones del país, especialmente en el sur-sureste, de forma que impulse una estrategia de transformación regional. Sin embargo, se requiere apoyo desde la banca central para que complemente el esfuerzo de transformación con una política de bajas tasas de interés, de forma que sirva como sustento para que múltiples negocios que tuvieron que cerrar, puedan volver abrir sus puertas.

Esta estrategia de elevar el coeficiente de inversión a niveles superiores a los que históricamente se han observado en nuestro país, requiere de una ingeniería financiera que permita el florecimiento de miles de empresas en el país; es decir, se requiere lograr un pacto con el sector financiero para que las abultadas ganancias que obtuvieron en plena crisis puedan contribuir a transformar el tejido empresarial mexicano, se requiere un nuevo acuerdo en lo financiero que apoye a lo productivo. En esta perspectiva el nuevo secretario de Hacienda requiere convocarlos a un crecimiento del crédito en nuevas modalidades que incentiven un nuevo empresariado para la transformación productiva.

Poner a la inversión en el centro de la estrategia es una necesidad, se requiere recrear las bases sobre las que se fundamenta el modelo de crecimiento del país, se requiere de inversiones no sólo físicas, sino también llegar a un acuerdo para elevar el gasto en inversión en innovación, que es otra de las grandes carencias del país para impulsar la transformación productiva con alto contenido tecnológico, de forma que podamos competir en condiciones de igualdad con las economías desarrolladas y las emergentes del sudeste asiático. No es una tarea fácil, pero para eso sirve el arte de la política económica, la cuál se requiere recrear para impulsar una nueva etapa de desarrollo en México.

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