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Desafíos para la asignación de espectro radioeléctrico en América Latina durante 2023

vía José Felipe Otero.

El 2023 se presenta como el año en que la mayoría de los países de América Latina celebrarán procesos de asignación de espectro radioeléctrico para aumentar la cantidad disponible de este insumo en su territorio. El objetivo es impulsar el crecimiento y expansión de tecnologías inalámbricas móviles, sobre todo 5G, y de esta forma ayudar a mejorar los servicios que se ofrecen en sus jurisdicciones.

La pregunta de rigor ante esta realidad es, ¿nos encontramos ante una buena noticia? Todo depende de la perspectiva en que se mire y el mercado hacia donde fijemos la atención. A grandes rasgos, es inevitable aceptar que la situación macroeconómica de la región dista mucho de la existente en los años que precedieron a la pandemia. Datos de la Comision Económica para América Latina y del Banco Interamericano de Desarrollo, muestran que en estos últimos cinco años los niveles de pobreza y pobreza extrema se han incrementado en la región.

Aún ante este panorama encontramos gobiernos que desean lograr que, a corto plazo, al menos un 60% de su población pueda acceder a servicios de 5G. ¿Habrá demanda para estos servicios? La realidad de los años pasados nos muestra una dinámica de mercado donde aún se siente la reducida producción de microprocesadores. Esta escasez producto de batallas político-económicas alejadas de la región, ha llevado a los fabricantes de teléfonos celulares y otros dispositivos a enfocarse en la producción de equipos de gama alta y gama media alta, pues estos ofrecen mejores márgenes de ganancia a sus fabricantes.

Lo anterior implica que aún estamos lejos de ese número mágico, identificado por Counterpoint Research, de US$ 120 de precio de venta minorista para los teléfonos que llevarían a una primera ola de adopción masiva de los nuevos servicios 5G por al menos una tercera parte de la población. Desafortunadamente, nos encontramos aún poco lejos de esta cifra y muchísimo más alejados de los teléfonos 5G a US$ 75 o US$ 50 que llevarían a la masificación masiva de estos servicios.

Ahora, observando a la región, no podemos pensar que cada proceso de subasta es totalmente independiente de aquellos que suceden en otros países. Al menos no para aquellos operadores con presencia en más de un mercado que realiza procesos de asignación, sobre todo si los procesos son por medio de subastas que buscan maximizar el precio del espectro radioeléctrico. De esta forma, aquellos operadores que cuentan con operaciones en Argentina, Colombia, Brasil, México y Perú, entre otros mercados, podrían verse obligado a incurrir, en un mismo periodo de tiempo, en inversiones que tradicionalmente se dividen en diferentes años.

Si hacemos un repaso más cercano a algunos de los países de la región el panorama podría verse un poco más complicado en mercados como Argentina o México. En el Cono Sur estaríamos hablando de un proceso de subasta que aparentemente tiene como único objetivo recaudar dólares para una de las economías en peor estado de la región y con proyecciones de inflación para el 2023 de alrededor de 99,9% según información recibida por el Banco Central de Argentina.

Lo interesante del proceso que podría realizarse en este país es que el mismo, aunque se impulsa bajo la promesa de querer mejorar la conectividad y reducir el número de desconectados, aparentemente sólo estará abierto a los tres grandes operadores de servicios móviles. En otras palabras, aquellas entidades como la Cámara de Cooperativas de Telecomunicaciones (CATEL) de Argentina que se enfoca en llevar conectividad en zonas que históricamente no han sido cubiertas por los operadores tradicionales quedaría excluida del proceso. Se desea conectar a los desconectados ignorando al movimiento cooperativo, algo paradójico en cualquier escenario. No se puede afirmar tener una agenda de conectividad amplia en la Argentina si no se consideran a las cooperativas de telecomunicaciones como actores esenciales para reducir las brechas digitales existentes.

Por otra parte, queda pendiente saber si los bloques que se desean asignar están sin interferencia, ojalá así sea, y el precio mínimo que el gobierno quiere obtener en esta subasta. La pregunta pendiente es, ¿si se exige que los pagos sean en dólares, participarán los tres operadores móviles del país aún con un DNU 690 (suspendido) que podría impactar negativamente su retorno de inversión?

El caso de México es extremadamente interesante. Hay que recordar que todos los comisionados del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) se han manifestado en contra de los altos costos de espectro radioeléctrico para servicios móviles que ostenta el país. Una carga fiscal que ha llevado a varios operadores a regresarle al Estado los bloques de espectro radioeléctrico a los que habían accedido por medio de subastas pasadas. Al menos uno de los dos próximos procesos de asignación de espectro en este mercado parece tener garantizado su fracaso pues de los cuatro operadores móviles del mercado aparentemente solo dos estarían con las condiciones para participar de una subasta. Esto implicaría de entrada que el gobierno estaría cobrando solo el precio mínimo por bloque de espectro ya que no habría puja entre los distintos postores.

¿Un nuevo entrante? Los altos costos de adquirir clientes hacen que la llegada de un nuevo entrante sea casi imposible en México. Quizás el fracaso de la subasta sea el mensaje que necesitan las autoridades de hacienda mexicanas para comenzar a buscar esquemas alternativos para la asignación de espectro radioeléctrico en el país. No se puede declarar al Internet como derecho humano, afirmar que se tienen que conectar a los desconectados y luego cobrar como artículo de lujo los insumos que usan los prestadores de servicio para llevar Internet a localidades rurales y remotas de la geografía mexicana.

Mirando nuevamente al sur, la situación en Colombia también se presenta un poco complicada. El último proceso de asignación de espectro radioeléctrico en este país ocurrió en diciembre de 2019. No obstante, la llegada de la pandemia en 2020 prácticamente prorrogó por unos dos años la inversión necesaria para cubrir los requisitos de cobertura exigidos por ese proceso de licitación.

En otras palabras, los operadores continúan invirtiendo en la expansión de sus redes para cumplir con los compromisos de 2019. Sin embargo, cerca del 70% del espectro asignado tiene que renovarse en los próximos meses para que los operadores puedan continuar ofreciendo servicios sin interrupción. Es de esperar que la renovación vaya acompañada de inversión adicional por parte de los operadores móviles, sea en términos monetarios o en requisitos de expansión de cobertura. Hay que recordar que la ley 1978 de 2019 de este país, eliminó el requisito recaudatorio de los procesos de licencia de espectro radioeléctrico. Finalmente, ante este panorama de inversiones se propone efectuar una nueva subasta que aligere el despliegue de 5G en el país. Aún siguiendo el modelo brasileño de otorgar un 90% del compromiso de pago por el espectro como incentivo para despliegue de infraestructura, tal vez los prestadores de servicio móvil del país prefieran atrasar el proceso, aunque seguramente no todos sean de ese pensamiento.

Los procesos de asignación de espectro en otros mercados como Costa Rica o Uruguay parece que seguirán adelante, aunque no sin controversias o demoras pues han generado quejas de diferentes actores de estos mercados.

Si de algo estoy seguro en este escenario actual, es que la región tarde o temprano caminará de forma acelerada para la adopción de servicios 5G. Para lograrlo es esencial la asignación de más espectro radioeléctrico que permita la oferta de estos servicios. Queda la duda si estamos en el mejor presente económico para que esto suceda. Quedo convencido que los resultados de los próximos meses con procesos atrasados, subastas suspendidas, bloques desiertos sin ninguna oferta y alguno que otro proceso exitoso, darán suficiente material para que algunos expertos de la región nos recuerden que finalmente con 5G lograremos conectar a los desconectados. ¿Si no se puede?, para eso tendremos 6G en menos de diez años. Nada nuevo en un sector donde la repetición es la vieja normalidad.

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