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Cómo Motorola quiso comprar Huawei hace dieciséis años

En 2003, Motorola quiso comprar Huawei por 7.500 millones de dólares. De haberse fraguado, esta alianza habría cambiado el curso histórico del sector de las telecomunicaciones.

2019-03-04

En 2003, Motorola quiso comprar Huawei por 7.500 millones de dólares. De haberse fraguado, esta alianza habría cambiado el curso histórico del sector de las telecomunicaciones.

Una mañana de diciembre de 2003, dos hombres de nacionalidad china con camisas tropicales y bermudas, un occidental con ropa deportiva y un intérprete parecen sumidos en una conversación mientras pasean por una playa de la isla de Hainan en China. Dos de ellos pertenecen a la compañía de telecomunicaciones estadounidense Motorola: Mike Zafirovski, el director de operaciones, y Larry Cheng, responsable del negocio chino.

El tercero, vestido de azul, es Ren Zhengfei, el fundador de Huawei y ex miembro del Ejército Popular de Liberación (EPL), que por entonces tenía sólo 49 años. Unas semanas después, se había cerrado un acuerdo. Se firmó una carta de intenciones para que Motorola comprase Huawei, por entonces ya el mayor proveedor de equipos de telecomunicaciones de China, por 7.500 millones de dólares (6.580 millones de euros).

Hoy, Huawei se ha convertido en el proveedor de telecomunicaciones más importante, y polémico, del mundo, con ingresos globales de más de 100.000 millones de dólares el año pasado. Su ascenso ha despertado el temor en Occidente sobre el control de China y la presunta manipulación de las redes de comunicaciones nacionales. Si el acuerdo con Motorola, que sale por primera vez a la luz, hubiese llegado a buen puerto, habría cambiado el curso de la historia de las telecomunicaciones. Aunque, como señala un veterano ejecutivo de Hong Kong, “no está claro si Huawei podría haber salvado a Motorola o si Motorola habría destruido finalmente a Huawei”.

En el momento del acuerdo, Motorola y Huawei iban camino de convertirse en campeones nacionales. Ambas compañías eran líderes en tecnología de redes inalámbricas y fabricaban teléfonos móviles, aunque entonces era Motorola la que poseía una brillante marca global. Las dos compañías también habían trabajado juntas desde el año 2000 para desarrollar y diseñar tecnología que se revendía bajo la marca Motorola.

Pero tras el fracaso de la propuesta de adquisición, la estrella de Motorola se apagó y acumuló miles de millones de dólares de pérdidas al ser eclipsada por otras compañías, incluido su antiguo socio chino, convertido en rival. En 2010, Motorola demandó a Huawei por robo de secretos comerciales, un caso que se zanjó fuera de los tribunales. Pero era demasiado tarde.

EXPANSIÓN INTERNACIONAL

La revelación de que Huawei estuvo a punto de venderse a una empresa estadounidense también muestra que no se convirtió en una de las empresas más privilegiadas de China hasta que expandió su negocio internacional, empezando por un acuerdo histórico para construir la red de telecomunicaciones británica en 2005. “Originalmente, Huawei no recibía subsidios y ayuda. Ahora, el Gobierno apoya a Huawei porque ha triunfado y ha adquirido una gran importancia para la competitividad nacional”, señaló Yang Zhizhong, el banquero de Morgan Stanley que representó a Huawei en las negociaciones con Motorola. Por entonces, “Ren quería mantener la independencia del Gobierno, no quería interferencias”, añadió. “Nunca quiso dinero de ellos”.

Cuando se firmó la carta de intenciones entre las dos compañías, no había autoridades gubernamentales ni representantes del Ejército presentes. Tanto Morgan Stanley como JPMorgan, en representación de Motorola, se alegraban de no ver perjudicada su reputación por asesorar en el acuerdo. Aunque al principio de su andadura Huawei vendió equipamiento tanto al Gobierno como al EPL, este negocio se había vuelto “aceptable” en 2005, según Zafirovski.

Pero se pensaba que Huawei mantenía relaciones estrechas con el Gobierno y el EPL, y Zafirovski explicó que Motorola, cuyos mayores clientes eran las redes de los operadores estadounidenses AT&T y Verizon, dedicó meses a garantizar la existencia de salvaguardias. Dijo que habló con ejecutivos de Emerson Electric, una firma estadounidense que había comprado una filial de Huawei, que le garantizaron la fiabilidad de su gente, y de sus productos y controles.

FINANCIACIÓN BANCARIA

La propiedad de Huawei no supuso un obstáculo, según Yang. Aunque muchas familias influyentes del Partido Comunista habían ofrecido financiación a Huawei, Ren se había decantado por los préstamos bancarios. “Él (Ren) siempre se opuso a esas propuestas. Pensaba que si dejaba entrar a alguna familia o persona influyente, distanciaría a todos los demás”, explicó Yang.

El acuerdo se estructuró meticulosamente para asegurarse de no infringir las normas de los reguladores de ambos países, distribuyendo a partes iguales seis unidades de negocio entre EEUU y China. La combinación habría creado un inmenso valor, aseguró Zafirovski.

Huawei, por su parte, había “atravesado un invierno frío”, señaló Leon Meng, el banquero de JPMorgan que asesoró a Motorola. Huawei había llegado a un acuerdo con Cisco para cerrar una disputa por el robo de tecnología, pero no había indicios de que fuese a tener éxito en el desarrollo de su propia tecnología. Dijo que le sorprendió que Ren quisiera vender, y se sintiese consternado cuando fracasó el acuerdo. “Me sorprendió la franqueza del equipo de Huawei y me impresionó mucho su ética laboral con el proceso de auditoría financiera”, indicó.

Pero mientras se ultimaba la carta de intenciones, Zafirovski cayó en desgracia, y fue reemplazado por el consejero delegado Ed Zander, procedente de Sun Microsystems. Zander aceptó seguir con las negociaciones, pero en última instancia no firmó el acuerdo, ya que el consejo de administración temía lo que consideraba un alto precio por una compañía que suponía una incógnita, y por la que había que desembolsar la mayor parte del precio por adelantado en efectivo.

“Me impresionó la decisión del consejo de Motorola de rechazar el acuerdo cuando los resultados de la auditoría financiera eran tan abrumadoramente positivos y ambos equipos operativos habían establecido unas relaciones tan buenas entre ellos”, explicó Meng.

Motorola vendió posteriormente su negocio de teléfonos móviles a Google, que a su vez se lo vendió a la compañía china Lenovo. Motorola Solutions se especializa en la actualidad en sistemas de comunicación para el sector público, en particular los servicios de emergencia. Por su parte, Huawei, se convirtió en la mayor compañía mundial de equipos de telecomunicaciones, y en el segundo mayor fabricante de smartphones por ventas.

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