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Riesgo del petróleo

Rodrigo Pérez Alonso/ Excélsior.

 “El riesgo es parte del juego de Dios tanto para el hombre como las naciones” Warren Buffett

El riesgo es una de las características centrales de una economía capitalista. Es algo a lo que todos estamos sujetos en alguna medida u otra. Existe en el momento en que iniciamos una empresa, tomamos un avión, invertimos dinero o sacamos un crédito. En la medida en que existe mayor riesgo en cualquier actividad humana, el beneficio es mayor. A menor riesgo, menor retorno y menos incentivos para invertir tiempo, dinero o recursos.

El sector financiero es quizá el sector que más mide y cuantifica los riesgos de una economía, empresas o personas. Es por ello que, bajo este precepto, los bancos otorgan créditos, los inversionistas invierten y las personas asumen responsabilidades diversas.

Aunque pareciera que es un concepto fácil de entender y relativamente obvio, es justamente este concepto, entre otros, el que determina si existen inversiones o no en una determinada industria. El sector energético no es la excepción. En los últimos veinte años, las reformas en este sector en países como Brasil, Colombia y Perú han afinado los riesgos del sector privado para la inversión en esta industria, creando así los incentivos adecuados para su crecimiento. Los casos más representativos son Brasil y Colombia; después de reformas a su sector energético para reducir el riesgo para los inversionistas, la producción de petróleo incrementó de 700 mil barriles a dos mil 200 mil barriles diarios (desde 1996 al 2012) en Brasil y de 300 mil a casi 700 mil barriles diarios en Colombia.

Lo anterior es importante dado las reformar que se discuten en México. Las reformas por sí mismas no garantizan que se eleve el nivel de producción de Pemex, sino que son los incentivos que se crean para reducir riesgos y fomentar así la inversión. Los tres grandes productores de Latinoamérica han optado por diferentes estrategias en este aspecto: Venezuela eligió la estatización de la economía y su sector energético; México ha optado por la inmovilidad y Brasil por las reformas para atraer capital privado. Sin duda, el más exitoso ha sido Brasil, mientras que Venezuela el más ineficiente. Aquí, de nuevo, el riesgo es importante: en Venezuela las expropiaciones sin fundamento de activos y la falta de seguridad para las inversiones privadas (un riesgo mayúsculo) han ocasionado que el sector energético se haya vuelto altamente ineficiente y la producción haya bajado (además de otros factores como la corrupción y la intervención directa del gobierno). México ha mantenido su soberanía energética a través de un marco legal que evita cualquier tipo de inversión privada en la exploración y producción de petróleo. Lo mismo en la electricidad.

Si en México queremos incrementar la producción petrolera y cubrir el déficit de inversión necesario para explotar más yacimientos, es importante reducir el riesgo a los inversionistas privados a través de una reforma al marco legal. De lo contrario, los niveles requeridos de inversión serán difíciles de mantener. El riesgo será entonces aletargar la economía y perder la oportunidad de impulsar a México una vez más en el escenario económico internacional.

Twitter: @rperezalonso

 

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