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El campesino que se convirtió en magnate de telecomunicaciones

Han pasado casi tres lustros desde que Gerardo Chacón tuvo la idea de lle­var la televisión por cable a diferentes zonas de Costa Rica que otras compañías tenían abandonadas. La idea de emprender y progresar, sin embargo, le surgió desde mucho tiempo antes, cuando su familia se quedó prácticamente sin nada a la muerte de su padre.

Desde niño tuvo que aprender las artes del campo, pasó de la recolección y cosecha de tamarindo y algodón al difícil trabajo de cortar y acarrear leña; finalmente, consiguió un trabajo que él mismo consideraba como un acenso: ser recogebolas en un exclusivo club de tenis. Esto le abrió camino en la hotele­ría, actividad que detonó la idea de Teleca­ble. Chacón, junto con el cofundador de la empresa, Juan Carlos Ramírez, inició esta aventura impulsado por el espíritu y las ideas de ambos.

Ahora, en este 2016, Telecable domina casi 20% del mercado tanto en televisión como en internet, ha tenido crecimientos que han llegado a superar el 50% anual y va por la conectividad a través de fibra óptica a hogares y pequeñas empresas en un mer­cado que conocen bien, pues ya proveen el servicio a grandes empresas y a diversas instituciones bancarias.

En entrevista con Forbes, el CEO y fundador de Telecable relata cómo ha sido la incursión de la empresa en el mercado costarri­cense y cuáles son sus planes en Centroamérica.

Primeros pasos

Provengo de una familia humilde, vivía en Guanacaste; a la edad de ocho años y medio mi papá falleció y entonces mi mamá se quedó con siete hijos, de los cuales yo era el mayor junto con una gemela.

Mi familia se dedicaba a la agricultura, mi papá cuidaba una finca, era como una especie de administrador, nosotros vivíamos ahí, recuerdo que tenía que ir a la escuela a caballo desde la finca donde vivíamos.

Cuando mi papá falleció, mi mamá tuvo la visión de traernos a vivir a San José. Y es que nos que­damos sin nada y nos fuimos a vivir a una casita pequeña, ahí comenza­mos a trabajar, yo a los nueve años, recuerdo que salía de la escuela y teníamos que juntar tamarindos y cortar algodón.

No me gustaba, pero era la única forma de generar un poco de ingre­sos, mi madre tenía que lavar ajeno y así llegué hasta el quinto año de primaria. Fue entonces que comen­cé de recogebolas en las canchas de tenis de un club.

Ahí estaba el profesor, el alumno y el recogedor bolas; era un equipo de tres, pero a la hora de tomar un refresco pedían nada más dos vasos, no tres. Yo estaba igual de cansado que ellos, entonces comencé a decir: —¡bueno, esto no me parece justo!

Después de dos años de estar ahí en las canchas aprendí a jugar tenis. De boleador pasé a asistente del profesor, pero en realidad yo no quería eso y opté por cambiar de empleo, comencé a trabajar como ayudante de salón en uno de los res­taurantes del club Cariari National Country Club, que era uno de los mejores de Costa Rica.

Sentí que cambié de estatus. Sentía que había ascendido aunque ganaba menos, luego comencé a hacer cócteles y dije que quería ser bartender, hasta hoy me encanta seguir haciendo cócteles en mi casa.

Como bartender, estaba muy cerca de la caja registradora y comencé en mis ratos libres a ser cajero estudiando por las noches, me llamaba la atención la gente de contabilidad.

En mis días libres estaba con el jefe para aprender contabilidad y administración y seguía estudiando de noche, a mis 22 años llegué a ser el contralor general del hotel Caria­ri, a partir de ahí comencé toda una carrera en el área administrativa.

Ahí conocí a Rubén Pacheco, mi socio. Incursionamos en el área de la hotelería y fue cuando nació la idea de la televisión por cable. Esto ocurrió hace 17 años; a Rubén (quien fue mi jefe durante 35 años) le co­menté que tenía la idea de hacer un proyecto de sistemas de cable.

Como empleado, pero sobre todo como emprendedor, cuando cursaba la universidad, comencé a montar sistemas de cable rurales. Poste­riormente, uno de mis socios que era subalterno mío en uno de los ho­teles, me habló de que en los hoteles se necesitaba televisión por cable.

Me dijo, ‘mira yo creo que con un millón y medio se puede hacer un sistema de cable’. Comencé a investigar todo el tema y le dije que se necesitaría mucho más que eso, unos 3 millones. ‘Aquí está mi parte, vaya usted a buscar el dine­ro’, le dije.

Hicimos nuestro primer sistema de televisión por cable en Pun­tarenas y le dije a Juan Carlos busquemos dos o tres socios más, ese primer sistema lo vendimos y compramos otro.

Nosotros supimos aprovechar lo que los otros operadores tenían abandonado, las zonas rurales de Costa Rica. Vimos una oportunidad de negocio y además llevaríamos un poco de desarrollo a esas áreas, de tal forma que el siguiente sistema lo hicimos en la zona de Los Santos.

En Santamaría hicimos también un sistema de cable, a los ocho meses una empresa grande nos lo compró.

Primera etapa

Le dábamos servicio a 1,000 casas, en el otro a 1,500. Cuando vendimos ese sistema hicimos un sistema de cable en Guanacaste, ése sí fue mucho más grande, todo Guana­caste lo teníamos nosotros, desde Liberia hasta Nicoya.

En aquellos años la televisión na­cional costaba mucho, bajar la señal era caro y difícil, la gente agarraba un palo de mango o una caña de bambú a los que amarraban una an­tenita, de repente llegamos nosotros con 80 canales y tuvimos mucho éxito.

Luego llegó una empresa y nos compró 51%, pero requeríamos más capital. La mayoría del dinero que ingresaba se quedaba en la misma empresa, eso nos permitió crecer ese sistema. Años después nos compra­ron 100%.

Queríamos darle otra alternativa a la gente e hicimos un pequeño estudio donde se reveló que bási­camente 70% de la población no tenía acceso al servicio de televisión por cable por el precio; el estudio revelaba que si nosotros salíamos con algún producto que estuviera 25 o 30% más económico, mucha más gente tendría acceso.

Este junio cumplimos 10 años, cuando nosotros decidimos hacer Telecable yo invité a mi exjefe, al señor Pacheco, a que fuera mi socio, él aceptó; Telecable nació con la idea de democratizar la televisión por cable en Costa Rica, darle a la gente una alternativa balanceada entre el producto recibido y el precio, con un servicio excelente.

Pero vinieron los ataques: al año y medio se nos vino un tema legal, los operadores aducían cierta ilegalidad en la licencia que el gobierno nos había otorgado. Ellos presenta­ron una acción de incons­titucionalidad ante la Cuarta Sala Constitucional contra el decreto que nos había dado la licencia

No existía la ley Gene­ral de Telecomunicacio­nes, nos regíamos por la Oficina Nacional de Control de Radio, en­tonces la sala acogió para revisión el caso y los operadores comenza­ron con otro tipo de ataques.

Les decían a los proveedores de contenido que la Cuarta Sala ya había dictado que operábamos

Con inversión en equipo de alta tecnología y fibra óptica, Telecable ha veni­do gando presencia en la oferta de servicios de telecomunicaciones del sector empresarial tico.

de forma ilegal cuando apenas se encontraba en proceso de estudio.

Los proveedores de contenido mandaron una nota diciéndome que para tal fecha suspenderían la señal porque nosotros operábamos de forma ilegal, entonces me reuní con los tres más grandes proveedo­res y les recomendé que contrata­ran un bufete para que determinara e investigará si estábamos de forma legal o ilegal porque si nos tiraban la señal se acabaría la empresa y entonces yo los iba a demandar.

Acogieron mi recomendación. Hicieron un diagnóstico y palabras más dijeron: “no se les ocurra sus­pender la señal a Telecable, están en forma legal y hay que esperar la resolución de la Cuarta Sala. Eso duró dos años y eso nos mantuvo en una incertidumbre tremenda.

Hubo además un programador de contenido de México que nos apagó 10 señales que teníamos de éste; teníamos 40 canales y nos qui­taron 10 bastante importantes. Los clientes nos llamaban y nosotros no teníamos respuesta.

Busqué muchas veces al ejecuti­vo de esa empresa, pero nunca nos respondió. Como cosa curiosa, ese operador después tardó cinco años detrás de nosotros para reincorpo­rar su señal y le dije entonces: ‘el producto que ustedes tienen no nos interesa’, le pagué lo que yo quise y sólo incorporamos cuatro canales de los 10 que nos había quitado.

Enfrentamos otros intentos de cierre, fue una presión constante. Tuve que llegar a hablar con uno de los grandes y decirle que nos dejara trabajar, que nosotros habíamos na­cido para llegarle a un segmento de mercado que ellos tenían abando­nado y que nunca les importó.

Expliqué que llegábamos al segmento medio-bajo y que para nosotros ese segmen­to también tenía derecho al entretenimiento. Le argumenté que 80% de mis clientes eran nuevos y sólo 20% se habían pasado con nosotros.

Le dije, ‘si usted quiere ser socio, no tengo ningún pro­blema, pero por favor déjenos trabajar’. La respuesta que obtuve fue: ‘yo no quiero ni so­cios ni competencia’, entonces le garanticé que yo no sería su socio tampoco, pero que sí iba a tener buena competencia. Me levanté de la mesa y me fui.

Tuvimos más y más ataques por la altura de los cables, hasta un incendio tuvimos. Creí que nos habían manda­do a quemar las instalaciones, se nos echó a perder mucho equipo por el agua que arrojaban los bomberos.

Finalmente, seis meses después la Cuarta Sala resolvió rechazar la acción de inconstitucionalidad por­que Telecable operaba totalmente apegada a derecho.

En ese momento nos llegó una oferta de compra y nosotros le dijimos que no estábamos en venta, pero la respuesta fue ‘o me venden o los quiebro’. Y fue más allá, usó unas palabras que para mí fueron muy chocantes porque dijo: ‘ustedes son como el cán­cer, si no los mato ahora que están pequeños, cuando estén grandes no los voy a poder controlar. Tienen la decisión de venderme o los desaparezco en ocho meses’; le agradecimos la sinceridad, nos levantamos de la mesa y a partir de ahí Telecable comenzó a crecer y nos convertimos ya con la Ley General de Telecomunicacio­nes en el número uno.

Fuimos la primera em­presa en este país que brindó el servicio de internet en forma directa y luego a través de una empresa del Estado, comenzamos a ampliarnos a otras provincias, San José, Heredia y ahora estamos en Cartago. Vamos a extendernos a todo el país supe­rando todos esos obstáculos que nos pusieron en el camino, siempre con la convicción de que si actúas en forma correcta las cosas te van a salir bien.

Todo se hace dentro del marco legal, aquí se pagan los impuestos debidamente, todos los empleados tienen todas sus garantías socia­les, no se atrasa el pago ni un día absolutamente a nadie, siempre pensando que vas a dormir tran­quilo apostándole al servicio a la calidad, adquiriendo los mejores equipos, etcétera.

Fuimos calificados el año pasa­do como la empresa número uno en la percepción de los servicios de los clientes en internet y telefo­nía móvil.

Con la apertura de las telecomu­nicaciones incorporamos teléfono e internet, todo eso a nivel residen­cial. Tiempo después incorporamos la televisión digital y para vender el triple play incorporamos los servicios empresariales a través de fibra óptica, base de datos, telefonía e internet.

 

Telecable

La conectividad en internet y en base de datos las utilizan empresas que tienen sucursales, nosotros las comunicamos igual que los bancos a través de la fibra óptica, tenemos cadenas de supermercados muy grandes. Hoy día estamos a nivel nacional y esperamos estar a nivel regional dentro de poco.

Hace año y medio una empresa multinacional quiso adquirirnos, pero dijimos que no. Ahora tene­mos más de 350 colaboradores, es una satisfacción para nosotros saber que estamos generando em­pleo. A partir de la decisión de la no fusión hubo un replanteamiento sobre el rumbo que llevábamos.

Retomamos la idea de cubrir el territorio nacional, democratizar otras zonas tanto en el segmento residencial como en el empresa­rial, en este último ya cubrimos todo el país a través de estas redes cerradas con otros operadores, nosotros les damos servicio a ellos y ellos les dan servicio a las em­presas, hacemos lo que se llama la última milla.

Hace tres años nos asociamos con la familia Uribe anteriores dueños de lo que hoy es Walmart, ellos le dieron mucha solidez a la empresa.

 

―Ahora está creciendo la demanda de videos a través de internet como Netflix, ¿esto les ha hecho replantear su objetivo? ¿Cómo están viendo esos modelos de negocio contra lo que ha sido el modelo tradicional de telecomunicaciones? ¿Qué tanto compiten, qué tanto son compatibles?

―Eso está latente y es todo un tema que estamos analizando constante­mente en diferentes foros, creemos que todavía se va llevar unos años más para que llegue a ser total­mente sustitutivo. Siempre habrá paquetes con canales de televisión.

Por otra parte, creemos que es una gran oportunidad también para nosotros porque todo eso va conducir a ancho de banda, va a requerir ancho de banda y ese ser­vicio ya lo ofrecemos, la televisión va ser un complemento de este otro servicio.

Hay que apostarle entonces al ancho de banda, por eso es que nosotros estamos pensando en migrar hacia la fibra óptica aunque hoy, por ejemplo, nuestra empresa tiene toda la red en doble vía con 870 MHz .

La participación de mercado que tiene Telecable es de 16% en internet y 12% en televisión, de acuerdo con estimaciones de la Superintendencia de Teleco­municaciones (Sutel). Aunque esos datos son del año 2014, hoy considero que es mucho mayor. De hecho, en la página de la Sutel, Telecable es la única empresa que va en aumento; los crecimientos han sido bastante buenos, por arriba de 20%, y hemos tenido años de 55%.

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Gerardo Soria Gutiérrez Es abogado y consultor en derecho especializado en telecomunicaciones de México. Licenciado en Derecho, summa cum laude, por la Universidad Iberoamericana...