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Maternidad y privacidad digital: responsabilidad compartida

Hubo una época cuando la vida pública de un bebé comenzaba en el momento que su primer estudio fotográfico se colgaba en la pared de casa.

2019-05-10

Hubo una época cuando la vida pública de un bebé comenzaba en el momento que su primer estudio fotográfico se colgaba en la pared de casa. Dicho estudio solía ser resultado de una difícil sesión donde el fotógrafo, armado de paciencia y una caja con sonajas y otros juguetes obtenía las mejores sonrisas del infante en pijama o con una linda cobija. Sin embargo la adopción masiva de dispositivos digitales equipados con cámaras y las redes sociales han creado una explosión de imágenes y videos de nuestros hijos cuyas primeras imágenes son públicas casi desde el momento del parto.

Cualquiera que abra la aplicación de fotografías de su celular podrá mirar centenas e incluso miles de imágenes tomadas a los hijos en los últimos meses. En ocasiones estas imágenes y videos se viralizan al ser compartidas en redes sociales y convierten a sus protagonistas en personalidades públicas como le sucedió al niño Édgar, cuyo video cayendo a un arrollo lo lanzó al estrellato como protagonista de anuncios comerciales. Sin embargo esta celebridad involuntaria puede ser nociva para el menor en tanto lo puede exponer al ridículo en la escuela, con sus amigos e incluso frente a adultos que vieron las imágenes por casualidad.

Por ello la generación, manejo y resguardo de los datos de menores de edad están regidos por diversas disposiciones legales. La Ley General de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes establece en su artículo 76 que los los menores tienen derecho a la protección de sus datos personales y el reglamento de la Ley Federal de Protección de Datos Personales en Posesión de los Particulares confirma que los menores son sujetos de protección en el tratamiento y gestión de sus datos personales. Todas estas regulaciones dicen, en términos generales, que los datos de los menores deben ser resguardados y protegidos con las misma consideración que los datos de adultos y que el bienestar del menor debe estar por encima de consideraciones como la fama y la potencial celebridad de sus protagonistas.

¿Esto significa que una madre ya no puede registrar ni publicar imágenes de su hijo en la playa o transmitir el video de su fiesta de cumpleaños? Para nada. Sin embargo es necesario hacerlo con cuidado para que un momento divertido no se convierta en una experiencia nociva después. La comisión de seguridad digital de Australia ha publicado una guía para madres y padres que busquen proteger adecuadamente los datos de sus hijos.

He aquí algunos de sus consejos:

– Las imágenes cuentan más que mil palabras: Imágenes y videos no sólo muestran una travesura infantil. Contienen información que puede revelar datos relacionados con el niño como su domicilio, la escuela a la que asiste, así como lugares y amigos que frecuentan. Por ello es indispensable preguntarse si lo que se pone en línea potencialmente puede poner en riesgo al menor de edad al hacerlo ubicable.

– Cuidado con los metadatos: Muchas imágenes, especialmente aquellas tomadas con dispositivos móviles contienen información sobre la hora y el lugar donde fueron tomadas. Estos datos (llamados metadatos) pueden incluirse inadvertidamente dentro del archivo de imagen y ser legibles para terceros. Los sistemas operativos móviles Android e iOS permiten deshabilitar el sistema de geolocalización del disposivo para que las imágenes no incluyan esta información.

– Comparte con personas de confianza: Algunas redes sociales están configuradas inicialmente para que los contenidos compartidos puedan ser vistos por cualquiera. Existen guías para servicios como Facebook e Instagram que ayudan en la configuración de los ajustes de privacidad para que sólo personas autorizadas puedan ver los contenidos que uno ha colocado en estas plataformas.

– Revisa la propiedad de los contenidos subidos a internet: Algunas redes sociales establecen que las imágenes colocadas en sus plataformas pasan a ser de su propiedad o la empresa puede hacer uso de ellas sin notificación previa. Frente a esto, es buena idea revisar las condiciones de uso de la plataforma antes de subir allí la información y analizar si vale la pena que las imágenes propias queden bajo propiedad de otros.

– Involucra a los niños en la decisión de subir contenidos que los incluyan: Es recomendable hacer partícipes a los niños en la decisión de subir a redes sociales imágenes y videos que los involucren. Un adulto puede estar entusiasmado en compartir un contenido que le parezca simpático pero la niña o el niño pueden estar en desacuerdo. Su opinión, como la de cualquier adulto, debe ser tomada en cuenta y aceptar si el menor no desea que su imagen se comparta.

– Considera otras vías para compartir contenido de los hijos: El correo electrónico, repositorios de acceso privado como Dropbox e incluso las tradicionales impresiones en papel pueden ser una opción para que otros vean contenido, disminuyendo el riesgo de que las imágenes se conviertan en un problema posterior para el bienestar del menor.

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